
Actualizado el lunes, 23 diciembre, 2019
Le Brun, el pintor de cámara de Luis XIV
Dentro del universo Versallesco y de su proyección artística, destaca el nombre de Le Brun, el artista más importante de la corte de Luis XIV, genial pintor y diseñador de gran influencia en su tiempo y pieza clave en la definición de lo que se ha conocido como «estilo Luis XIV». En este reportaje conoceremos más de cerca su biografía y los detalles de su obra.
Sus comienzos, un joven prodigio
Jóven prodigio, ya desde los 12 años fue reconocido por destacados dignatarios franceses que le realizaron encargos, incluyendo personajes del calibre del Cardenal Richelieu o la misma madre de Luis XIV Ana de Austria. Su consagración se produjo por los trabajos decorativos en el Palacio de Vaux-le-Vicomte, un enorme proyecto que llamó la atención del Rey en este joven artista por su indudable talento y su capacidad de trabajo y organización.
La llegada a la Corte
Luis XIV fue un enorme mecenas de la artes, que consideraba un medio perfecto para glorificar su reinado. El primer encargo del monarca a Le Brun refleja en cierto modo esa megalomanía y el deseo del rey de ligar su imagen a la de grandes personajes de la historia clásica como Alejandro Magno. Le Brun realizó una serie de pinturas de Alejandro Magno, que serían su pasaporte de acceso y el inicio de su meteórica carrera en Versalles.
Nombrado noble en 1662, se convirtió en Pintor oficial de cabecera del Rey dos años después. Fundó la Manufacture Royale des Meubles de la Couronne de Gobelins, con más de 200 artesanos a su cargo para la elaboración de muebles, tapices y toda clase de piezas artísticas para el ornamento de los palacios reales.
Le Brun creó y supervisó la mayor parte de la decoración interior de Versalles, incluyendo los puntos más celebrados como la Escalera de los Embajadores, el Salón de los Espejos (el techo por ejemplo) o los Salones de la Guerra y la Paz.
Le Brun fue también una de las cabezas visibles de la Academia Real de Pintura y Escultura, que se considera una de las Instituciones culturales históricas con mayor relevancia en la elevación de la figura del artista, que pasaría de ser artesano a un creador intelectual.
El legado de Le Brun
Le Brun fue denostado sobre todo en la Francia del siglo XIX que abogaría por la liberación del artista del yugo de las academias y el poder político. Le Brun se consideró una figura dictatorial, que habría apagado cualquier atisbo de creatividad intelectual y que habría puesto el arte, en su forma y fondo, al servicio de la propaganda.
Sin negar estos aspectos, es justo también considerar a Le Brun en el contexto de su tiempo y reconocer su aportación a la historia del arte en Francia, en uno de los periodos que más y mejor han definido la universalidad de su expresión artística.
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