
Actualizado el domingo, 22 diciembre, 2019
Visitar el Palacio de Vaux le Vicomte
Vaux le Vicomte es el maravilloso palacio que sirvió de inspiración a Luis XIV para concebir Versalles. En este reportaje conoceremos sus orígenes, su influencia sobre el Rey Sol, su devenir histórico y ofreceremos además las mejores visitas guiadas y planes con encanto relacionados con este palacio barroco.
Hablar de Vaux le Vicomte es hablar de Nicolas Fouquet. Este alto funcionario al servicio del Rey Luis XIII compró un gran dominio rural al sureste de Paría, cerca de Maincy que comprendía una villa medieval, un pequeño poblado, una iglesia y un modesto parque con un viñedo anexo. La llegada de Fouquet se dilató en el tiempo respecto de la compra. No fue hasta varios años después, tras consolidar su carrera política que dirigió su atención a esta propiedad y decidió convertirla en un homenaje a su grandeza.
La fecha clave tuvo lugar en 1656 cuando se casó con su segunda esposa, una dama de acaudalada familia que aportó una enorme fortuna al bolsillo de Fouquet. El político se convirtió en un hombre rico y decidió convertir esa vieja propiedad en lo que hoy podemos disfrutar, un palacio de cuento de hadas.
Un símbolo de poder y riqueza
Fouquet concibió el Chateau como un aval de su riqueza e influencia que le permitiría consolidar su influencia económica y política. Como alto funcionario de finanzas era un hábil gestor y la mera visión de Vaux le Vicomte era una garantía crediticia y para convertir la propiedad en un ente rentable.
Era además un lugar destinado al placer. Además de su papel como escaparate, Fouquet fue en cierto modo pionero en un nuevo modo de entretenimiento cultural que combinada las clásicas fiestas de baile y teatro con la más elevada etiqueta y refinamiento, lo que después serían las bases de la monarquía absoluta de origen divino.
Fouquet no escatimó en medio para convertir el Castillo en una residencia digna de un Rey, y de hecho preparó las estancias para conseguir que Luis utilizara Vaux le Vicomte como residencia de descanso. Para ello creó suntuosos aposentos reales, con decoraciones lujosas e iconografía representando las virtudes reales utilizando mitos clásicos como Júpiter, Marte o Mercurio, símbolos de poder, valor y abundancia. Contó para ello con los principales artesanos del momento, con nombres como Le Vau, La Notre o Le Brun que después promocionarían al gran proyecto de Versalles.
La visita del Rey
La mítica visita de Luis XIV a Vax le Vicomte tuvo lugar un caluroso día de verano de 1661. Toda la jornada fue un impresionante y milimetricamente diseñado homenaje al Rey. El Rey y su corte, que venían de camino de Fontainebleu, vivieron una experiencia de máximo refinamiento y pudieron sumergirse en el maravilloso universo simbólico que había creado Fouquet para honrar al Rey y resaltar su lealtad y fidelidad al monarca. Las pinturas, la arquitectura, los tapices… todo era un reflejo del amor de Fouquet a las artes y las letras. La corte real paseó por los jardines, por sus cascadas y grutas, por sus fuentes, sus parterres floridos.
Se amenizó el almuerzo con la música de Jean-Baptise Lully y su cuadro de violines, se sirvió el menú más refinado por el chef Vatel, con los mejores productos de Francia y países cercanos y con el mayor nivel de servicio y delicadeza que la familia Fouquet pudo dar.
Souquet preparó además una obra teatral en el jardín, de la mano de Moliere, que encandiló al público con su ballet comedia y un espectáculo final de fuegos artificales que precedió a una suntuosa cena antes de de que el Rey abandonara la propiedad.
Curiosamente, esta visita supuso el fin de Fouquet. Un joven e influenciable Rey fue convencido por Colbert, otro alto funcionario de la Corte con aspiraciones de suceder a Fouquet, de que este trataba de eclipsarle y cuestionar su autoridad, lo que desembocó en la detención de por vida de Fouquet.
Influencia en Versalles
Pese a este nefasto final, Luis XIV comprendió tras visitar Vaux le Vicomte el valor del arte, de la arquitectura y del refinado placer como canal para representar su poder. Concibió entonces su Chateau, que sería su legado de grandeza y soberanía, la quintaesencia de su autoridad. Inició por tanto la renovación del viejo pabellón de caza heredado de su padre cerca de la villa de Versalles y llamó a los arquitectos, paisajistas y jardineros de Vaux le Vicomte para crear el monumento definitivo a la grandeza del Rey Sol.
El Palacio hoy
Ya bajo la sombra alargada de Versalles, Vaux le Vicomte queda como el Chateau que inspiró Versalles y es una maravillosa visita a las afueras de París que recomendamos realizar. El Palacio ha sido escenario de películas y series de TV como María Antonieta o la reciente serie «Versalles».
Además ofrece una exquisita programación de visitas guiadas, conciertos, cenas a la luz de las velas y otras experiencias que te permitirán rememorar los gloriosos tiempos de la familia Fouquet y su refinada hospitalidad, que sirvió de inspiración a lo que luego se erigiría como Versalles.
Por cierto, hay otro palacio maravilloso de estilo versallesco que merece la pena conocer: el Palacio de Chantilly.
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